El folclore del rugby desafinó en el CASI vs. SIC :: Olé

Hace 20 años, luego de una de las más recordadas finales de la URBA, el CASI venció al SIC en el Buenos Aires CRC para cortar dos décadas sin títulos. En medio del festejo ya en el club de Roque Sáenz Peña, apareció una comitiva del Zanjero, encabezada por el Gringo Cilley para felicitar a sus recientes vencedores. Archirrivales en la cancha, sí, pero afuera, familiares y amigos.
Nunca faltaban los pasacalles, avisos en los diarios y cargadas tras algún triunfo en el clásico. Todo bien. Es más: históricos cuentan que si ellos no salían campeones, preferían ver al vecino con la copa antes que a otros equipos.
Era parte del folclore bien entendido, el mismo que siempre significó terreno fértil para que ambas hinchadas (socios, infantiles, juveniles) compartieran tribunas, como la de cemento del CASI, donde se suelen jugar las definiciones del torneo porteño. Se recuerda ver a los pibes vestidos de cebra (CASI) o rana (SIC) corriendo en el césped. Una fiesta.
Quizá hoy algún viejo socio o dirigente se acuerde de todo eso y se le escape un lagrimón, porque si bien no está todo perdido, ese folclore se transformó en música pesada a partir de una rivalidad que, sobre todo los jóvenes (a veces fogoneados por alguna decisión de los mayores que divide más de lo que une), confunden y resuelven a las trompadas, como sucedió este sábado tras la semi de la URBA que el SIC le ganó al CASI.
Empezó con un pasacalle que el Zanjero robó y le mostró al perdedor, quien no se bancó la provocación y fue a recuperarlo como un trofeo de guerra. Lo rescatable es que hubo más gente para separar que para pelear, lo cual pudo apagar la mecha aunque nada descarta que se prenda otra vez.
Será la educación, sanciones (los responsables ya fueron citados por ambos clubes) y ejemplos los que le permitan a este histórico clásico recuperar el folclore que la mayoría quiere escuchar: afinado.
Fuente: www.ole.com.ar








